QUE ES MUSICOTERAPIA



ACADEMIA MUSICAL COLOMBIANA
ACAMUCOL
Reg internacional: S0033655
Reg Ministerio de la cultura de colombia 14224780-1
ENSEÑANZA TOTALMENTE “ON LINE”



¿Qué es la Musicoterapia?
Por ARMANDO MARTINEZ CASTAÑEDA


La Musicoterapia es una disciplina perteneciente al Campo de la Salud. Practicada y estudiada en todo el mundo. Utiliza la música, el fenómeno sonoro y el movimiento como medio de comunicación y expresión del ser humano.

Estudia al hombre y su entorno sonoro, entendiendo como “entorno sonoro”, el cúmulo de vibraciones (o la ausencia de ellas) percibido y registrado consciente o inconscientemente por la persona desde su gestación. Cuando hablamos de vibraciones lo hacemos en función de concebir el sonido como una construcción mental de todas aquellas vibraciones que fueron percibidas a lo largo de la vida cumpliendo función sonora.

Desde remotas épocas históricas se conoce ampliamente la capacidad de la música para regular o modular la conducta y las emociones humanas; logra organizar internamente al sujeto preparando un campo fértil para futuros aprendizajes o para solucionar problemáticas muy profundas.

Cada vez con mayor rigor científico se estudia la influencia de la música en la conducta y los sentimientos humanos. Dándosele mayor importancia a aquellas teorías que fueron puestas en práctica desde los orígenes de las culturas orientales, y que rechazadas en occidente, son actualmente reflotadas gracias a los aportes de la neurociencia, la neuropsicología o la psico-neuro-inmuno- endocrinología disciplinas que desde la medicina alopática van logrando una síntesis con la medicina oriental y holística.

Se encuentran numerosos libros en los que se aconsejan determinadas obras musicales para la “cura” de determinados síntomas tales como la arritmia cardíaca, estados depresivos, hiperactividad, labilidad atencional, etc., en los que obviamente no se tiene en cuenta la individualidad de la persona que recibiría tal "tratamiento terapéutico”. Esta situación lejos de favorecer la profesión musicoterapéutica la desvirtúa, dando una imagen que tergiversa la inserción laboral y profesional.

Definición de Musicoterapia

Proceso dinámico de intervención donde el Musicoterapeuta ayuda al paciente a llegar a la salud utilizando experiencias musicales y las relaciones que se desarrollan por medio de ellas actúan como fuerzas dinámicas de cambio.



Qué hace un Musicoterapeuta?

Musicoterapia pasiva: cuando la persona recibe música de diferentes tipos, según sus necesidades.

El musicoterapeuta “aplica” música grabada o ejecuta música en diversos instrumentos.

El término “Pasiva” no refleja exactamente el proceso terapéutico, ya que el ser humano nunca es un ser totalmente pasivo: en su unidad mente –cuerpo se producen modificaciones muy profundas al escuchar el estímulo sonoro-musical.

Musicoterapia activa: se realizan experiencias de comunicación no verbal, en forma individual o grupal. Se utilizan objetos sonoros, movimiento y silencio.
El musicoterapeuta en una relación vincular profunda con los participantes, logra interpretar y decodificar los mensajes emocionales manifestados por el paciente.
La persona no necesita “saber” música, ya que en forma espontánea irá expresando su problemática.
Este tipo de práctica realizada en grupo o en forma individual, favorece el desarrollo personal y el autoconocimiento.



Quiénes son tratados con Musicoterapia?

• Personas que buscan un desarrollo personal

• Personas que sufren trastornos emocionales.

• Personas con discapacidades físicas o sensoriales

• Personas de tercera edad

• Niños con dificultades de aprendizaje o alteraciones del lenguaje.

• Mujeres embarazadas.

• Pacientes en estado terminal.

• Pacientes de terapia intensiva o estado de coma

• Personas que padecen adicciones

• Personas internas en cárceles

Por qué?

• Se aumenta la capacidad de comunicación

• Se estimula la capacidad de recibir y diferenciar estímulos sensoriales.

• Se estimulan las funciones superiores: atención, memoria, orientación, reconocimiento, creatividad.

• Se favorece el autoconocimiento personal.

• Se promueve la autoestima y el fortalecimiento del yo



Conexiones y diferencias con otras disciplinas:

La Musicoterapia se relaciona con todas las ciencias de la salud: Medicina, y las disciplinas que la rodean en el abordaje directo con el ser humano; Fisioterapia, Logopedia, Terapia Ocupacional.

También se relaciona con ciencias que estudian al hombre desde una perspectiva Social y cultural como la Psicología, la Etnomusicología la Antropología, la Psicología Social.

Y finalmente desde el ámbito musical propiamente dicho se relaciona con la Musicología y la Educación Musical.

El conector principal entre todas estas disciplinas es el hombre y su capacidad creativa, aspecto que juntamente con la comunicación está omnipresente en el trabajo del Musicoterapeuta.

La musicoterapia se nutre de los conocimientos de todas estas disciplinas pero actúa de manera particular al utilizar el lenguaje musical con todos sus parámetros como medio de comunicación y expresión con el o los pacientes.

En los comienzos de la Musicoterapia la Educación Musical cumplió con un papel muy importante, ya que en general eran pedagogos musicales los que comenzaron a trabajar con personas discapacitadas para favorecerles una mejor calidad de vida.

Pedagogos como Edgar Willems, Maurice Martenot, Jacques Dalcroze o Carl Orff y en la segunda mitad del siglo XX, Murray Schafer, Violeta Hemsy de Gainza o John Paynter desarrollaron métodos de enseñanza de la música que modificaron los métodos tradicionales.

Estas metodologías tomaron con mayor respeto la figura del alumno pequeño lográndose a través de ellas que el aprendizaje de los conceptos musicales se transformara en una situación divertida y placentera.

La música recuperó así su condición de “juego”. Aspectos de estos métodos fueron tomados por la musicoterapia en sus comienzos, pero debemos diferenciar el objetivo:

• En la educación musical el objetivo es la enseñanza del lenguaje musical.

• En la Musicoterapia es la utilización de la música como lenguaje en un interaccionar terapéutico.


Ambas disciplinas se enriquecen en un proceso de intercambio de experiencias e investigaciones ya que la musicoterapia brinda una visión más amplia del fenómeno sonoro y la educación musical su metodología.


Aproximación histórica

Desde el comienzo de las culturas humanas la música fue utilizada como instrumento terapéutico.

En textos primitivos pertenecientes a cada una de las religiones (vedas hindúes, Corán, Biblia hebrea, jeroglíficos egipcios) pinturas sumerias, mayas y tradición oral de numerosas tribus americanas, asiáticas, australianas y africanas se encontraron referencias a la utilización del ritmo y determinadas canciones o modos musicales para lograr el alejamiento de aquellos espíritus malignos a los que se les atribuía el poder de enfermar a las personas.

Existen escritos médicos pertenecientes al siglo XVIII y posteriores que se refieren a la observación de casos en que la música surte efecto como calmante o activador de determinados estados mentales.

Sin embargo el intento de sistematización comienza a realizarse después de la segunda Guerra Mundial cuando el número de discapacitados aumenta notablemente en los países europeos y en América del Norte. Las primeras observaciones de la mejoría de los pacientes con acompañamiento musical en sus tratamientos, la realizaron los fisioterapeutas y los primeros terapistas ocupacionales.

Los primeros aportes teóricos de nuestra disciplina se remontan a la década de los años 60, con Juliette Alvin en Inglaterra, Thayer Gaston en EEUU, Benenzon en Argentina, y luego Nordoff y Robbins en EEUU.

En los años 70 se instauran carreras universitarias en Argentina y Brasil siguiendo el ejemplo de países con gran desarrollo como EEUU y gran Bretaña. Ya en los ochenta la bibliografía comienza a ser más copiosa y la musicoterapia es considerada en numerosos países del mundo como una disciplina fundamental en el tratamiento integral de las personas con alguna enfermedad.

COLOMBIA aún no cuenta con carrera universitaria pero sí con cursos de postgrado dictado en varias universidades o centros privados.



Características de la música como instrumento terapéutico

Los Musicoterapeutas trabajamos principalmente con las resonancias que se producen en la persona, ya sea físicas o emocionales. Al efecto que provoca la música se suma el vínculo que se establece entre el musicoterapeuta y el paciente, entonces la resonancia ya no es solamente acústica sino también psicológica y social.

Cuanto más atrás nos vamos en el tiempo la Musicoterapia era definida con más énfasis puesto en la música. . Actualmente sabemos que es mucho más que música (en el sentido tradicional del término) lo que produce la acción terapéutica o iatrogénica en el ser humano. Sin embargo existen estudios neurológicos que apoyan el hecho que la música cumple un papel especial en la vida psíquica del ser humano.



Personalmente considero que la musicoterapia activa favorece la comunicación y expresión de estados conflictivos de la persona que está padeciendo alguna perturbación. Facilitándole un mejor estado de ánimo y bienestar general.

Siguiendo las diferentes teorías de la evolución psicológica del ser humano cabe describir cómo los diferentes instrumentos musicales son prolongación de gestos motores humanos:

Gestos que cotidianamente pueden ser realizados con sentido estereotipado pueden transformarse en adquisiciones motoras finas, con un objetivo conductual, expresivo de comunicación e intercambio.

El niño y luego el adulto desde su “niño musical” en el juego musical incorpora los gestos básicos sonoros (humanos):

• Sacudir: sonajas, campanillas, etc.

• Golpear: tambores, con parche de cuero o de acrílicos.

• Entrechocar: claves, manos, castañuelas.

• Rasgar: cuerdas, parches, superficies lisas o rugosas.

• Pulsar : cuerdas, teclas, botones

• Apretar: chifles
• Soplar: silbatos, flautas, etc.

• Aspirar : armónicas, sirenas y similares

• Prender: percutores de diferentes calibres.


El niño también

• Grita: buscando resonancias acústicas, buscando la atención del adulto, defendiéndose de una situación que no logra dominar.

• Regurgita: como auto estimulación, como expresión de desagrado

• Gime: como auto estimulación, como expresión de dolor,

• Habla a veces de manera rítmica o particularmente melódica: intenta imitar el lenguaje hablado muchas veces no comprendido en su significado real (lo recibe muchas veces como melodía)

• Canturrea reproduciendo estribillos de canciones o jingles publicitarios: intenta imitar canciones por el puro placer de cantar...

• Rechina: por bruxismo, por auto estimulación sonora.

• Chasquea: por auto estimulación vocal.


Desde la musicoterapia le brindamos la posibilidad de convertir en situación lúdica todas estas expresiones de exploración natural y en algunos casos de “enfermedades mentales” cuando surgen como respuesta de oposición o provocación.

Los Musicoterapeutas trabajamos con los aspectos no verbales de la comunicación, es cuando podemos evaluar con mayor precisión esas funciones o carencias de funciones comunicacionales y expresivas que presentan nuestros pacientes.

Desde la Musicoterapia evaluamos cómo un ser humano, rotulado de determinada manera se relaciona con el sonido y sus parámetros, cómo se expresa motrizmente, cómo utiliza su voz y es capaz de imitar ya sea con o sin objetos acciones sonoras o corporales. Podemos evaluar etapas de desarrollo evolutivo motor y/o psicológico a partir del gesto sonoro que es capaz de realizar un sujeto y del uso que le dé al instrumento en la sesión musicoterapéutica. En un adulto perturbado, podremos ver el grado de bloqueo o de compromiso que hay en sus movimientos corporales así como las emociones reprimidas expresadas de manera distorsionada...

Existe una relación o vínculo afectivo con el instrumento; esto responde a valores culturales, experiencias previas del sujeto, identificaciones, problemas auditivos, necesidades personales, etc. Insistiremos en la necesidad de una evaluación previa al trabajo terapéutico y que la utilización de los sonidos o los objetos intermediarios sonoros sea realizada por un profesional idóneo, ya que nos podemos encontrar con algunas situaciones paradojales respecto de la utilización de determinados fragmentos musicales o de algunas fuentes sonoras.

A partir de una observación pautada de la persona podremos definir los siguientes ítems:

• Relación con el medio:

Sensibilidad ante sucesos que lo rodean.

Irritabilidad.

Curiosidad

Relación con objetos simples.

Relación con objetos complejos.

Relación con juguetes o materiales cotidianos

Atracción por el color o la forma y no por el sonido

• Relación con las personas
Intersubjetividad

Posibilidades de comunicación y expresión.

Posibilidad de dar significado y contenido a la acción.

Posibilidad de subjetivación.

Posibilidad de imitación

Características de personalidad

• Capacidades y/ o necesidades físicas:

Agudeza y discriminación auditiva

Necesidad de descarga. (En algunos casos) nivel de agresividad

Necesidad de percibir vibraciones prolongadas

• Capacidades motoras:

Motricidad gruesa.

Gesto primario. Gesto complejo.

Gesto reversible (utiliza la mano en varios sentidos)

Motricidad fina. Incorporación de la pinza en la prensión.

Independencia de los dedos en el pulsar

• Funciones psíquicas:

Atención, secuenciación, retención y memoria.

Anticipación. Flexibilidad. Sentido del humor.

Tono mental

Ubicación espacio-temporal

• Habilidades específicas:

Posibilidad de expresión verbal

Intencionalidad de canto en la emisión de la voz.

Creación musical.

Posibilidades de expresión y creatividad.

Capacidad de imaginación.

Discriminación y receptividad del lenguaje

Y el hecho sonoro en general.

• Aspectos de la historia personal que influyen en su espectro- sonoro musical individual.





EN BUSCA DE LA ARMONÍA


Recientemente, leí un artículo que versaba sobre el sentido ambivalente de la música al hacer despertar, bien los más altos ideales de orden y bienestar, bien la más incontrolable de las enajenaciones y desórdenes, hasta llegar finalmente a ese último acto de posesión extrema, el despedazamiento del Maestro y su “devoramiento” por sus discípulos o fans.

En apariencia, tal distinción entre los impulsos pudiera tener una connotación maniquea, pero la Música, como elevada creación artística, se dirige al mundo del ser, y, por lo tanto, está más allá de toda moral, de todo deber, ya que, lo que a simple vista pudiera parecernos un final atroz de canibalismo no es sino un mero reflejo literario o puesta en escena de lo que es, es decir, de esos impulsos tan hondos y naturales del ser humano que llegan incluso a provocar la destrucción de lo que amamos.

El ser humano anda siempre necesitado de un sentimiento de adoración, sea Dios, la Naturaleza, una Idea, la Mujer o el Hombre, un Ídolo, o un Maestro, encontrándose en muchos casos latente en ese sentimiento, otro no reconocido de posesión. Posesión que, llevada a su extremo, empieza por constreñir y acaba por destruir lo adorado, lo amado. De ahí, la muerte de Dios, la Naturaleza esquilmada, la Guerra, el destrozo emocional, y a veces físico, de la pareja, el asesinato del Maestro, etc.…

No obstante, como decía al principio, la Música no sabe de valoraciones morales o sociopolíticas. Se mueve en otro plano. Va dirigida al mundo de las emociones, al aspecto corporal del ser humano. En definitiva, a su plano sensitivo. Escuchamos música e, irreflexivamente, nuestro cuerpo se mueve sin pensar previamente cómo debe moverse: Los pies, aquello que nos arraiga, se desarraigan; las manos, las que nos delatan como los ojos, se cierran y se abren, cogen y sueltan; la cadera, el centro físico donde se recoge nuestra capacidad generadora, se contonea leve y sinuosamente. Pero si nuestro cuerpo no se mueve, no importa, se remueven las emociones. De este modo, la Música se dirige hacia lo más esencial del ser humano: hacia su soporte material, físico, y hacia su reacción emotiva. Cada nota hilvanada sería como un percutor haciendo despertar y estallar en su grado máximo lo más paleolítico (en un sentido análogo al que atribuía Ortega y Gasset a la caza, momento en el que el hombre se reencontraba con la primitiva Naturaleza y agudizaba sus sentidos) que contenemos: las fuerzas brutas de esa misma Naturaleza que se hallan durmientes en cada uno de nosotros desde el origen de la especie, sean constructoras o destructoras. Constructoras buscando la Armonía, y destructoras, al mismo tiempo (como la otra cara de la moneda), haciendo desaparecer lo inservible a aras de esa Armonía.

Si, la Música conmueve y revuelve el inconsciente, y nos asusta en ese sentido, pues nos hace perder el control, nos suelta de nuestros asideros cuando notamos que un tenue calor comienza a recorrer nuestro espinazo hasta llegar incluso, en ocasiones, a abrasarnos.

Finalmente, sin embargo, y por encima de todo, aún cuando la Música tenga la facultad de llegar a provocar la fiera que llevamos dentro, rompiendo la rutina de lo establecido, la Música tiene un poder todavía más misterioso y unitivo de conducirnos a la Armonía interior.

Cerramos los ojos, escuchamos Música y nos dejamos que nos inunde entera. Y ese estado nos conduce a otro estadio: prescindir de la música externa, y, con el rescoldo de su vibración, hacer brotar nuestra propia música interior que surge desde el profundo silencio de nuestro ser. Ahí, en esa zonal abisal, invisible, se alojan juntas en estado germinal todas esas fuerzas poderosas que nacen con nosotros. Ahí radican el misterio y la capacidad, más que demergida, reconciliadora de la aparente dualidad creadora-destructora del ser humano que la Música provoca. Ejerce un papel mediador entre lo diferenciado y lo indiferenciado, entre lo externo y lo interno, lo intelectual y lo espiritual, entre el pasado más remoto y el futuro más lejano. Representa el equilibrio y el orden. A eso se le llama Armonía. Y, de ahí, su definición como lenguaje universal



Investigadores y musicoterapeutas iniciarán a partir de 2006 un estudio para intentar curar dicha enfermedad, que afecta la percepción auditiva, por medio de un tratamiento con instrumentos musicales.

Un grupo de científicos del Centro Alemán de Investigaciones en Musicoterapia, liderados por Hans Voker Bolay, relataron al semanario Der Spiegel cuáles son las novedades para tratar el tínitus o acufeno. En tarea conjunta con la Universidad de Heidelberg y la academia musical colombiana organismo dependiente de la fundacion arte y musica colombiana, comenzarán en 2006 un nuevo estudio centrado en la terapia por medio de instrumentos como el piano, el gong y los timbales.



Extraños sonidos en la cabeza



Zumbidos, siseos, silbidos, tintineos, pitidos, canto de grillos o el tañir de campanas. Todo eso pueden oír quienes sufren de tínitus. Dichos sonidos son percibidos como reales y pueden llevar a los afectados hasta la desesperación.

Se trata de una Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Ruidos que desesperan.enfermedad que tiene causas diversas: un tumor cerebral, infecciones, los efectos secundarios de algún medicamento, escuchar música a todo volumen en la discoteca o ruidos producidos por máquinas.



Es sabido que el oído es el órgano sensorial más sensible del ser humano y reacciona inmediatamente a todo tipo de estrés al que es sometido el organismo, sea de tipo emocional o causado por ruidos que superen los 90 decibeles. Entre estos ruidos se cuentan los de los trenes, subterráneos, y motocicletas. El sonido de una motosierra llega a los 110 decibeles, y el de un concierto de rock en vivo, a 140.



También las contracturas en la musculatura cervical y el estrés masivo y continuo pueden ocasionarla. En Alemania sufren de tínitus cerca de tres millones de personas y 1,5 millones necesitan terapia para contrarrestar los síntomas, que llegan a ser insoportables. Los ejecutivos y los maestros constituyen grupos de riesgo, pero el mal puede afectar a cualquiera.



Musicoterapia daría buenos resultados



Hasta el momento se trata a los pacientes con cortisona, anestésicos locales y hasta con psicofármacos, aunque estos tratamientos han caído en descrédito debido a que acarrean Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: peligrosos efectos secundarios. También existen métodos psicoterapéuticos o trucos caseros, como enmascarar los sonidos molestos con una surtidor o fuente de agua en las habitaciones.



Los músicoterapeutas se preguntaron cómo podían alejar los ruidos indeseables y probaron un camino que también da buenos resultados en la psicoterapia: no tomar medidas contra los síntomas, sino trabajar a partir de ellos. “El tínitus es un fenómeno acústico, y los sonidos también”. La idea es que los pacientes traben “amistad musical” con el tínitus, ya que, al escuchar música, los ruidos dejan de percibirse como molestos. Según los musicoterapeutas, este método es apto para tratar casos de tínitus crónico semi-grave, en los que los afectados escuchan uno o varios tonos en forma de silbidos, pero no en los casos en los que se escuchan siseos o zumbidos.





Con un generador de ondas senoidales, un aparato capaz de producir sonidos de alta y baja frecuencia, se determina primero la frecuencia exacta del sonido molesto. En la etapa siguiente, el paciente trata de cantar el tono que escucha con el fondo musical de un gran gong, un vibráfono o un piano. Por lo general los enfermos de tínitus desafinan al cantar el sonido del intervalo en el cual se halla la frecuencia de “su” tínitus. Por ello, se los entrena a partir de esta frecuencia errónea para que puedan volver a escuchar bien. Además, el tratamiento consiste en reducir el estrés al que se encuentran sometidos muchos de los pacientes desde hace años.



Terapia breve y eficaz



En la academia musical colombiana el objetivo es probar este tratamiento en 75 pacientes con tínitus crónico bajo estrictas normas científicas. Cincuenta de ellos serán tratados con musicoterapia, y veinticinco con los medicamentos usuales.



El grupo al que se le administrará terapia musical se dividirá en dos: uno de 25 pacientes con un tratamiento Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Áreas del cerebro que se activan con la música. semanal durante 12 semanas, y otros 25 que participarán de dos sesiones semanales durante sólo siete días. Los primeros resultados obtenidos indican que la terapia breve es tan eficaz como la más prolongada.



La tarea de los musicoterapeutas presenta otro aspecto científico muy interesante. Por medio de la encelografía por resonancia magnética, un procedimiento a través del cual pueden verse imágenes de la actividad cerebral, se puede llegar a observar que, en personas sanas, un grupo de neuronas de la región auditiva se especializa en elaborar determinadas frecuencias altas de sonido. En los enfermos de tínitus, se activan otras células, y la imagen de actividad, por lo general una línea recta, se ve desfigurada.



Los científicos quieren averiguar si la terapia musical logra corregir la actividad cerebral de las neuronas, y, de poder reflejarse esta mejora en imágenes, se vería confirmado un avance sin precedentes en el tratamiento del tínitus.


La música comienza donde terminan las palabras


El hombre, desde que apareció sobre la tierra, ha intentado sobreponerse a toda adversidad que perturbe tanto su estado psíquico-emocional como su bienestar físico-somático. Y para ello, sigue buscando los remedios más diversos: medicina tradicional, natural, terapias, religión, fetichismos, etc. Con frecuencia, acude desesperadamente a cataplasmas físico-psíquicas que carecen del mínimo rigor científico, o utiliza recetas y modismos del momento. Otras veces implora el milagro, con sublimes actos de fe, llevado exclusivamente por el fervor religioso, que, aunque natural y digno del más profundo respeto, no deja de ser insuficiente.

Pues bien; a pesar de que los estados de bienestar, de felicidad completa para el hombre, son una utopía por la misma imperfección del ser humano, lo más importante es que no desmaye en la búsqueda de aquellas terapias capaces de mejorar su esencia dual de cuerpo y alma. Entre ellas está, sin duda, la musicoterapia, como terapia y medicina capaz de llegar, de manera sorprendente, a los sentidos y a las emociones. La musicoterapia no es una disciplina terapéutica que aparezca en la actualidad como un resultado más del avance científico experimental post-modernista. Se trata de una terapia instintiva, utilizada por todos los pueblos primitivos para enaltecer y acompañar los momentos de tristeza, alegría, o la celebración de algo. La música ha servido y sirve de motor y vehículo para estados emocionales diversos. Mediante la música se han sublimado bodas, defunciones, rogativas, súplicas. Los hombres primitivos, a base de troncos huecos y pieles de animales, construyeron los tambores para la percusión; con las crines de los caballos elaboraron toda clase de cuerdas, y con cañas y ramas agujereadas construyeron instrumentos de viento. Es el testimonio histórico de cómo el hombre, desde el principio de la primera edad, utilizó la música de forma espontánea para expresarse, comunicarse y manifestar las emociones. Aquellos hombres siempre supieron aplicar lo que hoy se entiende por principio de ISO, a saber, la igualdad entre la música empleada y el estado anímico del individuo o grupo al que iba destinada. Este principio es de sentido común, y en consecuencia, a ningún hombre primitivo se le ocurrió crear y utilizar música alegre para una defunción, o música triste para una boda.

La musicoterapia, como institución de investigación científica, se basa en el estudio del sonido y en la correcta aplicación de sus cualidades (altura tonal, intensidad, duración, timbre), tanto de forma individual como grupal. El sonido, fenómeno físico procedente de las vibraciones emitidas por un cuerpo material elástico a través del aire o del agua, y que al contacto con el oído produce una sensación acústica, incorpora además un sentimiento psíquico espiritual que admitimos o rechazamos según nos agrade o nos moleste. La musicoterapia, en el sentido más amplio, tiene las siguientes finalidades:

1 - Ofrecer la música adecuada a la persona adecuada.

2 - Conjugar en términos de igualdad música y momento anímico.

3 - Tratar de estabilizar y canalizar el caudal sensorio-afectivo del individuo al que se le aplica, hasta lograr una armonía de equilibrio psíquico-anímico.

4 - Servir como medio estimulante para relajar y/o dinamizar, según se trate de terapia con un objetivo de sedar y tranquilizar, o por el contrario, se persiga una movilización psíquico-somática para canalizar la actividad, y de esta manera ampliar el sistema cognitivo-perceptivo.

Para conseguir los objetivos propuestos, hay que tener presentes las premisas que se enuncian a continuación:

1 - Toda la música, absolutamente toda, puede ser terapéutica.

2 - El terapeuta debe poseer un completo conocimiento del individuo o individuos a los que va destinada la musicoterapia, tanto en el factor psicológico-social como en sus preferencias culturales-ambientales.

3 - El terapeuta, igualmente, debe ser experto del sonido y ritmo, en todas las formas de presentación: melodía, armonía, disonancia, contrapunto; así como en la extensa gama de estilos de las distintas etapas de la historia: monodia, polifonía, suite, sonata, concierto, oratorio, pasión, Lied; y de todas las formas cultivadas desde la época post-romántica hasta nuestros días: jazz, rock, pop, etc. Con este bagaje de conocimientos, el terapeuta sintonizará la parte técnica musical empleada con el entramado psicológico-sociológico de quien recibe la terapia, sabiendo que:

a - El ritmo influye de manera trascendente en el movimiento neurovegetativo-emocional del individuo, y por consiguiente el empleo de ritmos naturales binarios contribuye a la relajación y a un proceso armónico psicomotriz, mientras que los ritmos ternarios ayudan a expandir todo su potencial expresivo-emocional.

b - La melodía incide en la clarividencia mental, sintoniza con el sosiego y la relajación.

c - La armonía conduce a la sublimación espiritual.

d - El timbre es la cualidad suprema del sonido. El timbre cuerda despierta la inteligencia y suscita la espiritualidad. El timbre viento incita a la conmemoración, a la expresividad, a la celebración festivalera, y contribuye a la mejora y regulación de todos los resortes somáticos del individuo. La voz, como timbre, es el instrumento más cercano. Ayuda a la intercomunicación, a la aceptación de la propia realidad, a las vivencias más íntimas. El coro transporta a realidades trascendentes; hace conectar con lo más maravilloso y/o con lo más trágico de la existencia.

Y así podríamos continuar con la inmensidad de matices a tener en cuenta en musicoterapia, aparte de otras consideraciones como son: la musicoterapia activa, pasiva, funcional-ambiente, y las connotaciones específicas de la patología a la que se aplica.

La terapia musical no es exclusiva en su aplicación a personas con patologías crónicas severas: oligofrenias, esquizofrenias, trastornos de conducta y personalidad, síndrome autista, síndrome de Down, depresión endógena, etc., sino que, por el contrario, beneficia igualmente al hombre carente de estas perturbaciones. En el quehacer de la vida diaria, el ser humano se ve sometido al estrés, a la ansiedad, a decaimientos anímicos, a depresiones menores, etc. Toda esta sintomatología, con la que convivimos, se ve aliviada con tratamientos a través de la música, cuyo poder es ilimitado y en parte está por descubrir. La música no es la panacea total, pero sí es capaz de sublimar el espíritu, de aclarar y establecer valores, de hacernos sentir emociones dormidas, de hacernos revivir nostalgias y recuerdos positivos. La música, más que ningún otro arte, es el vehículo perfecto de expresión, de comunicación, de intercomunicación.

La música aplicada al mundo de los animales tiene un comportamiento limitado en el concepto terapéutico, ya que no obtenemos intercomunicación intelectiva, así como tampoco contamos con respuestas reales de raciocinio por parte de estos seres vivos. Lógicamente, desconocemos sus intereses culturales, así como sus preferencias musicales; no nos comunican si les gusta esta u otra música. Obviamente, la utilización de una música sedante, como música ambiente en un establo de vacas lecheras (por ejemplo), puede incidir positivamente, evitando el estrés y favoreciendo la producción de leche. Sin embargo, esta mejora ambiental y productiva no se puede achacar a la música como causa determinante. Y menos a la música de Mozart u otro clásico, como aseguran por ahí, sin ningún recato y con suma ignorancia, aunque el invento proceda de un musicoterapeuta japonés, chino o polaco. Por sentido común, los animales, en un hábitat relajado y sin ruidos, aminoran el nerviosismo, la ansiedad y otros factores negativos. Estas circunstancias hacen que se encuentren tranquilos en su entramado neurovegetativo, y sean capaces de estar mejor, comportarse mejor y producir más.

En cuanto a «la música y las flores», lo más indicado para una planta es que la rieguen adecuadamente, la pongan al sol o a la sombra, según requiera la especie, y la abonen igualmente de manera correcta. La canción y el susurro mañanero o vespertino, a la planta, le da exactamente igual.




La Musicoterapia rompió con los rígidos esquemas tradicionales permitiendo el descubrimiento de los ritmos naturales en el ser humano, único punto de partida para la comunicación con el enfermo. El precursor de la Musicoterapia fue Emile Jacques Dalcroze. Sostenía que el organismo humano es susceptible de ser educado eficazmente conforme al impulso de la música. Unió los ritmos musicales y corporales, siendo sus discípulos pioneros de la Terapia Educativa Rítmica. Actualmente se ha convertido en una terapia para el tratamiento, rehabilitación y educación de adultos y niños que padecen trastornos físicos, mentales y emocionales.

La acción de la música es una eficaz terapia que actúa sobre el sistema nervioso y en las crisis emocionales, aumentando o disminuyendo las secreciones glandulares, activando o disminuyendo la circulación de la sangre y, por consiguiente, regulando la tensión arterial. La música actúa dentro de nosotros, de nuestra mente por medio de vibraciones naturales que encontramos en cualquier tipo de manifestación material. En este caso, estas vibraciones se filtran en nuestra mente y a su vez ésta envía la orden afectando a nuestro organismo.

Todas estas definiciones enfocan bajo diversos aspectos el verdadero significado terapéutico de la música, pero no alcanzan a cubrir todas las posibilidades que ésta implica. Todos los componentes provocan reacciones y cambios aprovechables dentro del tiempo de diagnóstico y rehabilitativo. El término Musicoterapia se presta a confusión, porque la música en sí no tiene verdadero efecto curativo. Se podría utilizar mejor el término de Técnicas psicomusicales de rehabilitación o de estimulación musical para el desarrollo.



HISTORIA DE LA MUSICOTERAPIA

El uso de la música es tan antiguo como el mismo hombre, podemos diferenciar dos grandes etapas en la evolución de esta práctica.

De lo Mágico-Religioso a lo Terapéutico

Ya en los papiros médicos egipcios del año 1500 a. C. se hace referencia al encantamiento de la música relacionándola con la fertilidad de la mujer. En la Biblia encontramos como David efectuaba música curativa frente al rey Saúl. En muchas leyendas, cosmogonías y ritos sobre el origen del universo en diversas culturas, el sonido juega un papel decisivo.

Así pues, la música fue para el hombre primitivo un medio de comunicación con el infinito. Por ejemplo, para los egipcios, el Dios Thot creó el mundo con su voz; para S Juan, el Verbo, es decir, la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros... Los médicos brujos solían y suelen utilizar en sus ritos mágicos, canciones y sonidos para expulsar los espíritus malignos que existen en el individuo enfermo y se ayudan con la danza, la expresión corporal y la ejecución instrumental.

Los griegos dieron a la música un empleo razonable y lógico, sin implicaciones mágicas religiosas, utilizándola como prevención y curación de las enfermedades físicas y mentales. Aristóteles hablaba del valor médico de la música y Platón la recomendaba con las danzas para los terrores y las fobias.

En el siglo XV, Ficino se esfuerza por una explicación física de los efectos de la música, uniendo la filosofía, medicina, música, magia y astrología. Ficino aconsejaba que el hombre melancólico ejecutara e inventara aires musicales. A mediados del siglo XVII, Burton reunió todos los ejemplos disponibles de curación por medio de la música. Así mismo, en este siglo se realizan gran cantidad de estudios y tratados.

En el siglo XVIII, se habló de los efectos de la música sobre las fibras del organismo, se le atribuyó un efecto triple a la música. En el siglo XIX, Esquirol, psiquiatra francés, ensayó la música para curar pacientes con enfermedades mentales. Tissot, médico suizo, diferenciaba la música incitativa y calmante y estimaba que en el caso de epilepsia estaba contraindicada la música.

La Musicoterapia Hoy: La Etapa Científica

Entre 1900 y 1950 el creador de la rítmica y precursor de la Musicoterapia fue Emile Jacques Dalcroze. Sostenía que el organismo humano es susceptible de ser educado eficazmente conforme al impulso de la música. Unió los ritmos musicales y corporales, siendo sus discípulos pioneros de la Terapia Educativa Rítmica. Dalcroze rompió con los rígidos esquemas tradicionales permitiendo el descubrimiento de los ritmos del ser humano, único punto de partida para la comunicación con el enfermo.

Edgar Willems, pedagogo, educador, y terapeuta ha realizado profundos estudios los cuales giran alrededor de la preocupación por investigar y profundizar acerca de la relación hombre-música a través de las diferentes épocas y culturas. Karl Orff, tomó como base de su sistema de educación musical, el movimiento corporal, utilizando el cuerpo como elemento percusivo y el lenguaje en su forma más elemental. Para Orff la creatividad unida al placer de la ejecución musical permite una mejor socialización y establecimiento de una buena relación con el terapeuta, así como un aumento de la confianza y autoestima.

En Estados Unidos desde la Primera Guerra Mundial, los hospitales de veteranos contrataban músicos como ayuda terapéutica, preparando así el camino para la Musicoterapia. Esta valiosa experiencia sirvió para que los médicos la tomaran en cuenta y en 1950 se fundó la Asociación Nacional de Terapia Musical, la cual edita una revista, realiza un congreso anual e inicia la formación de terapeutas musicales. En la actualidad esta formación se da en varias universidades de este país y los Musicoterapeutas tienen alto rango de acción profesional.

En Inglaterra se fundó en 1958 la Sociedad de Terapia Musical y Música Remedial dirigida por Juliette Alvin. Luego cambió su nombre por Sociedad Británica de Musicoterapia que extiende el grado de musicoterapeuta y también edita un boletín. Desde 1958 en la Academia de Viena, se dictan cursos especializados en Musicoterapia con práctica en hospitales psiquiátricos y neurológicos. En colombia la academia musical colombiana y la fundación arte y música colombiana hacen la introducción de esta materia para que sea adoptada y valorada como una enseñanza escolar, secundaria y universitaria, En Salzburgo, Herbert Von Karajan, fundó un instituto de Musicoterapia, con una orientación hacia la investigación Neuro y Psico-Fisiológica.

En América Latina se han desarrollado en los últimos tiempos varias asociaciones tales como: La de Argentina fundada en 1966 y en 1968. Se realizaron allí las primeras jornadas Latinoamericanas de Musicoterapia. En el transcurso del mismo año se fundó la Asociación Brasileña, al año siguiente la uruguaya, peruana y venezolana. En el año de 1970 se fundó la Sociedad Antioqueña de Musicoterapia y en el año de 1996 la fundación arte y música colombiana.



EL PODER DE LA MUSICOTERAPIA **

La noción de musicoterapia ha sido aceptada dentro del vocabulario médico en tiempos relativamente recientes. Sin embargo, los efectos benéficos que puede ejercer la música sobre la salud humana son conocidos desde hace siglos. En las principales ciudades del mundo actual ya existen centros de musicoterapia que brindan atención especializada a enfermos físicos y mentales, teniendo como fundamento el poder efectivo e inductivo de la música cuando se emplea con fines terapéuticos.

Tratamientos de este tipo se han aplicado con éxito tanto en pacientes psicóticos cuanto en neuróticos, angustiados, estresados o agotados por exceso de trabajo o tensiones. También se han obtenido resultados alentadores en niños tímidos, introvertidos en exceso, inestables o disminuidos físicamente. Es que no puede negarse que la música, esa expresión artística que conjuga sensibilidad con inspiración e imaginación, es una fuerza muy poderosa que puede llegar a incidir -y de hecho llega e incide- en la dinámica de los procesos psíquicos más profundos.

La música está presente en toda la vida de las personas y, desde aquellas amorosas canciones de cuna hasta las marchas fúnebres, puede decirse que acompaña al hombre en todos sus momentos, desde los más sagrados hasta los más profanos y tampoco falta en la mayoría de los actos rituales, los cuales pareciera que, sin música, no son lo que debieran ser.

Obviamente que, partiendo del punto de vista de la salud humana, la música ejerce un predominio que depende de muchos factores, empezando por su calidad y siguiendo por el modo de emplearla. Cabe también aclarar, de entrada, que ciertos ritmos como el rock u otros de tipo afro-cubano, en vez de provocar o conducir hacia la distensión y el relajamiento emocional y mental, estimulan inversamente a la psiquis dando impulso a los instintos reprimidos por la conciencia y fomentan ciertos comportamientos agresivos.

La influencia positiva y terapéutica de la música es una complicada cuestión, condicionada por la estructura y las funciones del sistema nervioso central y el sistema neurovegetativo, las glándulas de secreción interna y los propios órganos internos del cuerpo humano. Todo ello se conjuga, en una compleja construcción, con la obra musical, con su melodía, su armonía, su ritmo, el timbre y la disposición psíquica particular del paciente. La música, según esas características señaladas, puede poner en movimiento o bloquear la sensibilidad emocional del sujeto, su memoria, su imaginación, sus representaciones mentales y hasta sus contenidos ideicos. El terapeuta que utiliza la música como método de tratamiento debe saber con exactitud cuándo y cómo debe reforzar o debilitar, según sea necesario, esas cualidades inherentes al ser.

La musicoterapia constituye un método para liberar a las personas de situaciones de angustia, tristeza, duda, a través de la inducción de ciertos estados emocionales que influyen correctivamente sobre el ánimo deteriorado. Se ha demostrado científicamente que la música puede ejercer acciones sobre diversos órganos y sistemas, como el ritmo cardíaco, la tensión arterial, la secreción de los jugos gástricos e intestinales, la tonicidad muscular, el funcionamiento de las glándulas sudoríparas, el equilibrio térmico de la piel, etcétera.

Las experiencias obtenidas demuestran que la musicoterapia es útil en situaciones que afectan profundamente al enfermo, produciendo en él sentimientos de angustia por el destino de su vida, temores y fobias a ciertas situaciones inconscientemente traumáticas, miedo a la impotencia, la invalidez o la soledad. Los sitios de aplicación de la musicoterapia deben ser los mismos en que comienza y transcurre el proceso de enfermedad y curación del hombre tratado.

En todos los individuos del género humano, aún en ciertos discapacitados profundos, existen fuerzas creadoras y de imaginación que habitualmente no son utilizadas. La música y el color influyen poderosamente para el desarrollo de estas fuerzas. En el trascendental reino de la imaginación, los niños siempre encuentran soluciones creadoras. En cambio los adultos, con una mente mucho más mecanizada, encuentran dificultades para transitar ese gigantesco sendero que lleva hacia el centro de las facultades de crear, el hemisferio derecho del cerebro humano.

Los niños, en sus primeros años de vida, se conectan con toda facilidad con sus áreas cerebrales creativas pero, apenas comienzan sus estudios sistemáticos, es decir la escuela primaria, dejan o son obligados a abandonar eso que se llama pensamiento mágico para introducirse en el mundo de la lógica, las reglamentaciones, las obligaciones y el miedo. Un miedo, en especial hacia los adultos, representado por sus padres y sus educadores, que hace que esa imaginación que se mostraba brillante termine perdida en el fondo del subconsciente, por lo general cargada de culpas y de más miedos.

La música y el color son los dos grandes ayudantes para romper ese círculo del miedo inconsciente a la falta y de ahí a la culpa. Con la música y el color se puede crear el sueño o ensueño a voluntad, que es un mecanismo muy importante para conectarnos con nosotros mismos, o con esa parte de nuestro ser que hemos escondido en un freezer por temores que provienen de la realidad.

En las antiguas culturas se observaban conexiones entre música, canción y curaciones, a veces en medio de ritos cargados de contenidos simbólicos. Egipcios, griegos y persas, entre otros, aluden en sus leyendas a curaciones que hoy podrían calificarse de milagrosas, provocadas por medio de la música. Se dice, por ejemplo, que Herófilo, médico del famoso conquistador Alejandro Magno, regulaba la tensión arterial de acuerdo a una escala musical propia que él confeccionaba en consonancia con la edad del paciente. Demócrito, por su parte, afirmaba que las picaduras de serpientes muy venenosas podían curarse con música de flauta tocada en forma hábil y melodiosa.

De todo esto se desprende que, la musicoterapia tal como hoy es entendida y practicada, no es tan moderna que digamos, pese a lo cual su trascendencia sigue siendo relativamente limitada. Últimamente, se ha hablado mucho de las alteraciones en los estados de conciencia que se pueden provocar a partir de cambios en la frecuencia respiratoria. Pero se ha descubierto también que la música y ciertos sonidos poseen capacidad propia para provocar modificaciones en los ritmos de las ondas cerebrales. Ciertas pautas sónicas pueden generar per se ondas cerebrales alfa. Cuando uno escucha una melodía, o una sinfonía, el cuerpo también está presente en ese proceso y tiende a seguir el ritmo. No hace falta una concentración profunda en lo que está ocurriendo, sino que debe dejarse que se produzca como una sintonía automática y sincrónica con la música.

De esa manera, el efecto de la música se irá convirtiendo en una especie de masaje sónico que ayudará a eliminar las tensiones provocadas por una vida cotidiana cargada de estrés y ansiedad.

Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis